La Olga era una vivienda con muchas más compartimentaciones de las que podía soportar por dimensiones y por disponibilidad de luz y ventilación. Se decidió estirar al máximo la zona de estar hacia las entrañas de la finca, de manera que la parte posterior de la casa –donde se concentran los dormitorios– y la parte delantera se transmiten claridad entre ellas y alimentan las piezas centrales. En la Olga trabajamos sobre los contrastes para fragmentar el volumen en planos, gesto que ofrece cierta complejidad en la lectura del espacio, menos global.