La Clara es el resultado del vaciado mediante patios de un antiguo local que se estiraba hasta las entrañas de un interior de manzana anárquico. Un primer patio, mayor en escala y funciones, divide el espacio más público, en contacto con la fachada, de la burbuja de espacio privado ayudado por un salto topográfico que sofoca la contaminación visual entre ellos. Un segundo patio, de dimensiones más reducidas, permite una subdivisión similar en dos habitaciones y un baño dentro del espacio privado. Con estos dos gestos se consigue resolver de una manera sencilla y orgánica, todo el programa de la vivienda que se acopla alrededor de estas dos vértebras y va aumentando en privacidad a medida que penetra hacia el interior. La materialidad se resuelve desde la estética de la desnudez y lo inacabado desvistiendo todos los paramentos y escaleras existentes para exhibir sólo la esencia de la preexistencia