la Carol

La Carol se convirtió en seguida –y en muchos sentidos– en nuestro diamante en bruto. Nos encontramos una vivienda vencida por el abandono y el caos, que pedía a gritos una segunda oportunidad: un proceso de limpieza y saneado para destapar de nuevo las cualidades arquitectónicas propias de los pisos vividos y con historia. La Carol es verde porque necesitaba guiñarle el ojo –y de paso hacerse suya– la gran casa Vicens de Gaudí, que sin querer se cuela por todas las aperturas de la casa.